Tras la rebaja en la perspectiva crediticia de EE. UU. por parte de Moody’s, la Cámara de Representantes aprobó la ambiciosa propuesta de recorte de impuestos de Trump, una combinación que ha incrementado las preocupaciones sobre la salud fiscal del país y la sostenibilidad de su deuda. Los bonos del Tesoro de EE. UU. sufrieron una venta generalizada, con un aumento en los rendimientos a largo plazo que disparó las primas por plazo. Al mismo tiempo, el dólar, las acciones estadounidenses y los activos de riesgo a nivel mundial se vieron presionados.
Sin embargo, justo cuando el sentimiento de aversión al riesgo se apoderaba de los mercados globales, Bitcoin—frecuentemente considerado un activo volátil y de alto riesgo—rompió sus máximos previos y desde entonces se ha mantenido cerca de esos niveles récord. Esta desconexión respecto a los activos de riesgo tradicionales ha generado un intenso debate: ¿qué está impulsando esta divergencia de Bitcoin y queda aún espacio para que siga subiendo tras superar los 110.000 dólares?
La clasificación de Bitcoin como activo especulativo o como alternativa a los instrumentos financieros tradicionales ha sido objeto de debate desde hace tiempo. En fases de apetito por el riesgo, marcadas por una alta liquidez, Bitcoin ha tendido a comportarse como los activos de alta beta, como las acciones tecnológicas o el Nasdaq, amplificando los movimientos alcistas.
Pero los datos recientes cuentan una historia distinta. Durante el último mes, la correlación intradía de Bitcoin con el Nasdaq, los ETFs de crecimiento y el dólar ha sido sorprendentemente baja. También ha mostrado poca sensibilidad al oro y a los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años. Estos cambios sugieren que Bitcoin podría estar siendo percibido como una cobertura o incluso como una clase de activo no correlacionada, más que como una simple apuesta especulativa.
Esta evolución no es del todo sorprendente, dadas las condiciones macroeconómicas actuales. Con la pausa arancelaria de 90 días en marcha y la crisis del techo de deuda en EE. UU. intensificándose, a los responsables políticos les quedan pocas opciones: adoptar una postura más dura sobre los aranceles o recurrir a la expansión monetaria. Cualquiera de los dos caminos podría aumentar las expectativas de inflación y acelerar la desdolarización, reforzando el atractivo de Bitcoin como activo escaso y resistente a la inflación.
Con un límite de suministro fijo de 21 millones de monedas y la ventaja de ofrecer liquidez global 24/7, Bitcoin representa una herramienta alternativa para diversificar carteras—especialmente ahora que el posicionamiento especulativo en oro se aproxima a niveles de saturación.
Junto con el cambio de narrativa sobre el papel de Bitcoin, la compra institucional ha surgido como un motor clave en este ciclo alcista.
Los datos on-chain y los flujos hacia fondos confirman esta tendencia. Por ejemplo, entre el 19 y el 25 de mayo, Strategy Corp. compró 4.020 BTC a precio de mercado, invirtiendo más de 427 millones de dólares—lo que subraya una fuerte convicción en los niveles actuales de precio.
Aún más significativo: los ETFs al contado de Bitcoin han registrado entradas constantes y robustas. Gracias a su claridad regulatoria y facilidad de acceso, estos instrumentos han atraído capital de fondos de pensiones, fondos soberanos y gestores de activos tradicionales. Entre el 1 de abril y el 27 de mayo, los flujos netos hacia los ETFs de Bitcoin al contado—incluidos los gestionados por BlackRock, Fidelity y Grayscale—aumentaron a 33.400 millones de dólares, lo que refleja una creciente aceptación institucional de los activos digitales.
Estos flujos han mejorado la liquidez y la estabilidad del mercado, anclando el precio de Bitcoin incluso en periodos de alta volatilidad. La demanda institucional actúa cada vez más como un “suelo” durante las caídas, ayudando a reforzar la resiliencia de Bitcoin dentro de un rango sostenido.
El respaldo implícito de Trump y la narrativa alcista. Otro factor que alimenta la narrativa alcista es el respaldo implícito de Donald Trump a las criptomonedas. Según se informa, DJT está tratando de recaudar hasta 3.000 millones de dólares para inversiones en activos digitales, y planea lanzar una plataforma de servicios financieros centrada en cripto, posiblemente en asociación con Crypto.com. Estos desarrollos han inyectado nuevo optimismo al mercado.
La postura de Trump también podría modificar las expectativas regulatorias, atrayendo a votantes más jóvenes y afines al Partido Republicano hacia el sector cripto, al tiempo que mejora el posicionamiento de Bitcoin dentro del sistema financiero estadounidense.
Con Bitcoin consolidándose tras su carrera alcista récord, el mercado se plantea una pregunta clave: ¿es 110.000 dólares un techo a corto plazo o solo un peldaño más?
Desde mi punto de vista, tanto la estructura técnica como el entorno macroeconómico apuntan a más subidas en el corto plazo.
Técnicamente, Bitcoin ha mantenido un ritmo alcista desde principios de abril: rápidas subidas seguidas de consolidaciones saludables. Este patrón sugiere que los traders no están entrando en pánico en niveles elevados, sino que esperan el próximo catalizador. Incluso si se producen retrocesos a corto plazo, las compras en las caídas cerca de zonas clave de soporte podrían establecer nuevos suelos de precios más altos.
Desde la perspectiva macro, la tesis alcista sigue siendo convincente. Los flujos institucionales hacia los ETFs no muestran señales de desaceleración, y la narrativa macro más amplia—déficits crecientes y una confianza menguante en los sistemas fiduciarios—sigue erosionando el atractivo de los refugios tradicionales. Los compradores actuales de Bitcoin no buscan únicamente coberturas a corto plazo, sino que están expresando un escepticismo estructural hacia el sistema basado en monedas fiduciarias.
Por supuesto, los riesgos persisten. Una recesión en EE. UU. podría provocar una huida hacia refugios tradicionales como el oro, el yen o el franco suizo, lo que podría desencadenar una corrección significativa en Bitcoin. Sin embargo, los datos económicos “duros” recientes en EE. UU. aún no han señalado una desaceleración clara. Si la inflación o los datos de empleo empeoran, eso sí podría cambiar el rumbo.
A corto plazo, un catalizador clave a seguir es el evento “Bitcoin 2025” en Las Vegas. Si DJT revela planes concretos sobre recaudación, desarrollo de plataforma o servicios financieros enfocados en cripto, esto podría desencadenar nuevas entradas de capital y reconfigurar las expectativas del mercado sobre la política cripto—preparando el terreno para un nuevo impulso en la subida de Bitcoin.
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