Tras merodear mínimos de varias décadas a principios de 2025, justo por debajo de los 160 yenes por dólar, la divisa nipona ha protagonizado una recuperación significativa, llegando a fortalecerse brevemente por debajo del nivel clave de 140 esta semana. Este movimiento no es un mero ajuste técnico, sino el reflejo de una confluencia de factores fundamentales, geopolíticos y técnicos que están reconfigurando el panorama del par USD/JPY.
En el reciente corto plazo, la fortaleza del yen se ha visto impulsada por una renovada búsqueda de activos refugio por parte de los inversores. La incertidumbre en el frente comercial global, particularmente la derivada de las políticas estadounidenses sigue siendo un catalizador clave. Informes recientes sobre la posible consideración por parte de la administración estadounidense de reducir aranceles a importaciones chinas, condicionada a futuras negociaciones, generaron un optimismo inicial parcial. La postura china, abierta al diálogo, pero exigiendo el cese de nuevas amenazas, y las declaraciones del Secretario del Tesoro, Scott Bessent, negando negociaciones formales o recortes unilaterales inminentes, han mantenido la tensión. En un mundo donde la política comercial estadounidense introduce volatilidad, el yen se reafirma como un ancla de estabilidad, atrayendo flujos de capital que buscan seguridad más allá del dólar.
Además, la notificación a la delegación comercial japonesa de que Tokio no recibirá trato preferencial bajo el actual régimen arancelario estadounidense subraya la naturaleza errática y combativa de la postura comercial de EE. UU. Este enfoque no solo genera fricciones directas, sino que también siembra dudas sobre la predictibilidad de las políticas económicas de la mayor economía del mundo, lo que indirectamente beneficia al yen. La imprevisibilidad de la política comercial estadounidense actual está, paradójicamente, fortaleciendo al yen, ya que los inversores cuestionan el estatus del dólar como el principal refugio seguro indiscutible.
Mirando más allá de las fluctuaciones recientes desde el punto de vista comercial, otro factor bastante relevante para el yen en 2025 es el cambio en la divergencia de políticas monetarias entre la Reserva Federal de EE. UU. (Fed) y el Banco de Japón (BOJ). Durante 2022-2024, la agresiva campaña de subidas de tipos de la Fed, mientras el BOJ mantenía una política ultra-acomodaticia (incluyendo tipos negativos y Control de la Curva de Rendimientos - YCC), creó un diferencial de tipos de interés masivo que impulsó al dólar a máximos de múltiples décadas frente al yen.
Sin embargo, el panorama en 2025 es considerablemente diferente. La Fed, tras llevar los tipos a un pico en 2023 (situándose en torno al 4.25-4.50% a principios de 2025), ha adoptado una postura neutral, contemplando recortes graduales más adelante en el año (proyectando quizás dos recortes modestos). El presidente de la Fed, Jerome Powell, ha enfatizado la paciencia, esperando una clara consolidación de la inflación hacia el objetivo del 2%, que, aunque ha bajado significativamente (2.4% interanual en marzo de 2025), aún permanece ligeramente por encima.
En contraste, el BOJ, bajo el liderazgo del gobernador Kazuo Ueda, ha iniciado una histórica normalización. Tras poner fin a la política de tipos de interés negativos y al YCC a finales de 2024, el BOJ ha ejecutado varias subidas de tipos, llevando la tasa de referencia al 0.50%, su nivel más alto en más de una década. Este giro, impensable hace pocos años, está respaldado por un cambio fundamental en la economía japonesa: la inflación se ha mantenido persistentemente por encima del objetivo del 2% (3.2% subyacente en marzo de 2025) durante casi tres años, y, crucialmente, el crecimiento salarial ha mostrado un vigor sin precedentes (con aumentos promedio del 5.3% en las grandes empresas en 2024, los mayores en 33 años). El diferencial de tipos de interés, que fue el principal motor de la debilidad del yen, se está reduciendo. La Fed frena mientras el BOJ avanza; esta divergencia es un viento de apoyo adicional para la recuperación del yen.
La economía estadounidense muestra resiliencia en 2025, con una inflación en descenso, un crecimiento moderado pero estable (previsiones en torno al 1.7% para 2025) y un mercado laboral robusto (desempleo cerca del 4.1%). Si bien esto evita un escenario de crisis que impacte al dólar, la ausencia de presiones inflacionarias agudas y la perspectiva de un crecimiento más lento eliminan la necesidad de nuevas subidas de tipos por parte de la Fed, limitando el potencial alcista del USD.
Japón, por su parte, presenta una narrativa de mejora. El crecimiento es modesto (en torno al 1-2%) pero sostenido por la demanda interna gracias a los aumentos salariales. La salida de la deflación y la normalización de la política monetaria son señales de una economía que, aunque enfrenta desafíos externos, está en una trayectoria fundamentalmente positiva. Japón ya no es la historia de estancamiento y deflación. Su renacimiento económico, con inflación y salarios al alza, da al BOJ la munición para normalizar su política, lo que apuntala intrínsecamente el valor del yen.
Las tensiones comerciales y la política exterior estadounidense no solo afectan al sentimiento de riesgo, sino que también pueden influir directamente en las expectativas cambiarias. La administración estadounidense actual ha mostrado una inclinación hacia políticas proteccionistas y, según algunos informes, podría incluso ver con buenos ojos un yen más fuerte (y un dólar más débil) para abordar los desequilibrios comerciales. Esta postura contrasta con la tradicional política de "dólar fuerte" y añade una capa de presión bajista sobre el USD/JPY desde el ámbito político.
Desde una perspectiva técnica, toda la atención se centra ahora en el nivel psicológico y técnico de 140 yenes por dólar. Este nivel es significativo no solo por ser una cifra redonda, sino porque corresponde aproximadamente al retroceso de Fibonacci del 38.2% de todo el tramo alcista del USD/JPY desde los mínimos de 2021.
Una ruptura sostenida por debajo de 140 sería una señal bajista de gran calibre. Considerando que previamente hemos observado indicios de un posible cambio estructural en la secuencia de máximos y mínimos crecientes a largo plazo, perder el soporte de 140 podría intensificar las presiones vendedoras sobre el dólar. El nivel de 140 yenes por dólar no es solo un número; es el umbral técnico clave que podría confirmar un cambio de tendencia estructural a largo plazo y abrir la puerta a caídas más profundas."
Si este soporte cediera de forma convincente, el siguiente nivel de soporte importante basado en los retrocesos de Fibonacci se situaría considerablemente más abajo, en torno al nivel de 125 yenes por dólar, que corresponde al retroceso del 61.8%. Este escenario implicaría una revalorización muy sustancial del yen desde los niveles actuales.
De cara a los próximos trimestres de 2025 y hacia 2026, la perspectiva predominante se inclina hacia una continuación gradual de la fortaleza del yen, aunque el camino probablemente estará salpicado de volatilidad. La divergencia de políticas monetarias (con la Fed potencialmente recortando tipos y el BOJ subiéndolos gradualmente hacia el 0.75% o 1.0%) seguirá siendo un factor clave.
La comunicación de ambos bancos centrales será crucial. Cualquier señal de recortes más rápidos por parte de la Fed o de subidas más agresivas por parte del BOJ podría acelerar el movimiento del USD/JPY a la baja. Del mismo modo, datos económicos sorpresivos (una reaceleración de la inflación en EE. UU. o un enfriamiento inesperado en Japón) podrían provocar ajustes.
Los factores geopolíticos, especialmente la evolución de las políticas comerciales y las tensiones globales, seguirán siendo un comodín importante, con el potencial de generar episodios de aversión al riesgo que favorezcan al yen.
El año 2025 está marcando un punto de inflexión para el yen japonés. La combinación de una política monetaria del BOJ en proceso de normalización, una Fed que potencialmente ha alcanzado su techo de tipos, fundamentales económicos japoneses en mejora y un entorno geopolítico incierto que favorece a los activos refugio distintos del dólar, está creando un fuerte viento de apoyo para la divisa nipona. Si bien la volatilidad persistirá, la tendencia subyacente parece favorecer una apreciación adicional del yen frente al dólar a medio plazo. El nivel técnico de 140 actúa como un barómetro crucial; su ruptura confirmaría que la era de debilidad extrema del yen podría haber quedado atrás, dando paso a una nueva dinámica en uno de los pares de divisas más importantes del mundo.
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