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Ayer los mercados globales estuvieron influenciados por los resultados corporativos, las expectativas de la política monetaria y las tensiones geopolíticas. En EE. UU., la atención volvió a centrarse en las utilidades, donde las débiles cifras de Netflix y las proyecciones más cautas de empresas como Texas Instruments enfriaron el entusiasmo de los inversionistas, mientras que los sectores defensivos mostraron un mejor comportamiento, reflejando el clásico patrón de cautela donde la selectividad y la calidad ganan terreno. Al mismo tiempo, los rendimientos de los bonos del Tesoro siguieron retrocediendo ante la convicción de que la Reserva Federal recortará tasas en las próximas semanas, incluso cuando el prolongado cierre parcial del gobierno mantiene un “vacío” en los datos económicos, dificultando la lectura real del ciclo.
En materias primas, el oro siguió presionado a la baja tras la fuerte corrección de la sesión previa —su mayor caída diaria en años— producto de una combinación de toma de utilidades, repunte del dólar y ajustes de posicionamiento. La señal de fondo es que el mercado estaba sobrecargado de posiciones largas y vulnerable a cualquier cambio marginal. En el petróleo, el foco volvió al informe semanal de la Energy Information Administration, que mantuvo las miradas sobre inventarios y balances de productos refinados. Sin embargo, el relato más amplio sigue dominado por el exceso de oferta estacional y la producción récord en EE. UU., lo que limita el margen de recuperación a menos que surjan nuevos riesgos geopolíticos o señales claras de acción por parte de la OPEP+. En ese sentido, el anuncio de EE. UU. de que planea intensificar las sanciones a Rusia también contribuyó al incremento del precio del crudo.
En divisas y tasas, el movimiento fue una extensión de la narrativa de política monetaria. En EE. UU., las tasas largas alcanzaron mínimos de seis meses, reflejando la expectativa de un giro más expansivo por parte de la Reserva Federal.
En América Latina, los activos también respondieron a estos flujos globales, pero con matices locales. En México, el peso se apoyó en un dato positivo del IGAE de agosto (0,6 % m/m), mostrando que la actividad interna mantiene tracción suficiente como para que la Banco de México siga siendo prudente con los recortes. En Chile, el peso se fortaleció, acompañado por la recuperación del cobre, lo que ayudó al USD/CLP a consolidarse bajo los 950, mientras que en Colombia el comportamiento fue más errático: el COP abrió cerca de 3.885 y cerró en torno a 3.908 por dólar, incluso cuando la TRM se fijó en 3.876, reflejando la menor liquidez y la sensibilidad del mercado a los titulares políticos y al ruido externo en ausencia de datos oficiales.
El cierre parcial del gobierno norteamericano continúa, lo que significa que no tendremos reportes de cifras macroeconómicas relevantes, llevando a los inversionistas a enfocarse en los reportes de resultados de compañías como Intel Corporation, Ford Motor Company y Newmont Corporation al cierre de mercado.
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