El índice S&P 500 registra un avance semanal cercano al 3.7%, mientras que el Nasdaq y el Dow Jones también acumulan ganancias significativas (aproximadamente 5.4% y 2% respectivamente). Este comportamiento, aunque con un cierre de jornada prácticamente plano (-0.06% para el S&P 500), refleja la compleja interacción de factores que mueven al mercado actualmente.
Gran parte del repunte observado durante la semana parece derivarse de un renovado optimismo sobre la posibilidad de una distensión en las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. Tras semanas de incertidumbre elevada, los inversores han reaccionado positivamente a ciertas señales que sugieren una posible moderación del conflicto. El mercado parece querer creer que hemos visto los niveles máximos de tensión, aferrándose a cualquier indicio de progreso en el frente comercial.
Las declaraciones de figuras clave en EE. UU. han contribuido a este ambiente. El Secretario del Tesoro, Scott Bessent, calificó la situación actual como "insostenible", abriendo la puerta a un posible "gran acuerdo", aunque enfatizó que cualquier reducción arancelaria estadounidense requeriría reciprocidad por parte de China. Paralelamente, el Presidente Trump adoptó un tono más conciliador, mencionando la posibilidad de un acuerdo "en las próximas semanas" y sugiriendo que los aranceles podrían bajar "sustancialmente", aunque no eliminarse por completo.
Sin embargo, la cautela persiste. La principal fuente de incertidumbre sigue siendo la discrepancia entre las declaraciones y las acciones concretas, especialmente desde la perspectiva china. Pekín ha mantenido oficialmente una postura más rígida, negando la existencia de negociaciones activas y reiterando su exigencia de que EE. UU. elimine unilateralmente los aranceles impuestos para retomar el diálogo formal. No obstante, movimientos estratégicos como la exención selectiva de aranceles chinos sobre ciertos productos estadounidenses (semiconductores, suministros médicos) han sido interpretados por el mercado como un gesto pragmático que otorga cierto alivio. China parece estar jugando una partida estratégica compleja: firmeza en la retórica, pero flexibilidad táctica donde conviene a sus intereses económicos internos.
En el plano técnico, el comportamiento del S&P 500 alrededor de ciertos niveles es clave. El nivel de los 5500 puntos se perfila como un nivel psicológico y técnico importante; una ruptura al alza sostenida podría interpretarse como una señal de que la fase más aguda de la corrección reciente ha quedado atrás.
En conclusión, la renta variable estadounidense finaliza la semana con ganancias impulsadas por la esperanza de una desescalada comercial, pero el camino sigue lleno de obstáculos y señales contradictorias. La sostenibilidad de este optimismo dependerá de que las palabras se traduzcan en hechos tangibles y recíprocos en las próximas semanas. El mercado ha comprado el rumor de la distensión; ahora espera la confirmación en las noticias. La evolución de este complejo diálogo geopolítico y económico seguirá siendo el principal catalizador para la dirección del mercado en el corto y mediano plazo.
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